jueves, 10 de junio de 2010

LA VIRGEN BOMBARDEADA DE NAGASAKI

UN ESCRITO DE S.E.R. EL CARDENAL MARTÍNEZ SISTACH,
ARZOBISPO DE BARCELONA
"El pasado 23 de abril, fiesta de Sant Jordi, recibí la visita de monseñor Joseph Mitsuaki Takami, arzobispo de Nagasaki. Visitaba nuestro país con motivo del 65 aniversario de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón. Se trataba de una etapa más de una peregrinación de paz. Por esto, con el arzobispo y un grupo de católicos japoneses que le acompañaban, hicimos un acto de plegaria por la paz en la capilla del Arzobispado de Barcelona. También visitaron el templo de la Sagrada Familia. De labios del arzobispo de Nagasaki, pude oír la historia de la imagen de Santa María, llamada la Virgen bombardeada de Nagasaki, y que se venera en la catedral Urakami de esa ciudad. Es una imagen que lleva en sus ojos y en su rostro los signos de la tragedia. Me pareció comprender las razones por las que los cristianos de Nagasaki ven reflejada en esta imagen herida su misma historia como comunidad cristiana. Después de haber soportado persecución durante más de 250 años, unos tres mil cristianos de la zona de Urakami fueron exiliados a diversos puntos de Japón. Finalmente, en 1873, se les permitió volver a su pueblo, pero los que sobrevivieron llegaron despojados de todas sus pertenencias. Ayudados por los sacerdotes de las Misiones Extranjeras de París, después de treinta años, lograron finalizar la iglesia de Urakami. Sin embargo, veinte años más tarde, el 9 de agosto de 1945 –este año hará 65 años-, la bomba atómica destruyó por completo la iglesia que habían construido con muchos sacrificios. En el altar central de la iglesia había una estatua de la Inmaculada Concepción de María. Era una talla de madera de unos dos metros, basada en la pintura de Murillo y tallada en España, por lo que se cree que fue donada a esa iglesia alrededor del año 1900 por el embajador y ministro D. Uribarri. La estatua de María se quemó en la explosión de la bomba atómica, pero la cabeza quedó enterrada entre las cenizas y por ello se salvó parcialmente. En el año 2005, con motivo de la conmemoración de los 60 años del trágico bombardeo, se reconstruyó la nave derecha de la catedral de Urakami y se dedicó a Nuestra Señora Víctima de la Bomba Atómica. La cabeza dañada de la estatua y un pedazo de madera recuerdan la persecución de aquella comunidad cristiana y el drama de la eclosión nuclear. Por eso, esta estatua preside una peregrinación de paz de los católicos de Nagasaki por diversas ciudades de España e Italia, donde, en Roma, serán recibidos por el Papa. “La paz nunca se puede crear por medio de la violencia –me dijo el arzobispo Takami. Mis parientes cercanos también murieron con la explosión de la bomba atómica. Espero que esta peregrinación no sólo haga saber a la gente el sufrimiento causado por las bombas atómicas lanzadas en 1945, sino que también se convierta en una llamamiento a favor de la paz”. Los arzobispos de Hiroshima y Nagasaki han firmado una declaración conjunta en la que piden a los líderes mundiales que den un paso audaz hacia la abolición total de las armas nucleares y el logro de un mundo sin guerras".
+ Lluís Martínez Sistach
Cardenal arzobispo de Barcelona

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