martes, 7 de diciembre de 2010

FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Inmaculada Concepción significa: "Concebida sin mancha de pecado original"; siendo este el dogma de fe otorgado a la Virgen María, por nuestro Creador. Sobre ello, el hombre fue tomando conciencia, a pesar del misterio que encierra y la adoración a la madre de Jesús se registra desde el siglo I, cuando San Ireneo, ya pedía la adoración de la Virgen.

Este santo, nació alrededor del año 140 en Asia Menor, fue obispo de Lyon y fundador de la Iglesia en la Galia (Francia); murió posiblemente en el 202. Fue autor de “Adversus Haereses” (Contra los herejes), una obra en la que rechaza en bloque las tesis de los herejes gnósticosde la época, que describían el mundo como generado por un creador malvado

En 1483, el Papa Sixto VI, propagó la fiesta de la Inmaculada Concepción a todas la iglesias de occidente. Más tarde, el 8 de diciembre de 1854, el Sumo Pontífice, Pío IX, después de recibir peticiones de los obispos y Universidades Católicas de todo el mundo, se reunió en la Basílica de San Pedro en Roma, con más de 200 prelados, cardenales, arzobispos, obispos, embajadores y miles y miles de fieles católicos, para declarar solemnemente que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, ha sido revelada por Dios y que todos están obligados a creerla como dogma de fe: “...la bienaventurada Virgen María, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepcióón por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”.
Como fondo a tal revelación, las campanas de las 300 torres de Roma empezaron a repicar. Miles de palomas mensajeras, iniciaron su vuelo para llevar la noticia a todo el mundo católico. Desde entonces, en los miles de templos católicos del mundo se celebran grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Años más tarde, el Papa Pío XII, reitera el significado de esta verdad de fe: que María fue concebida libre de la mancha del pecado original; tal como también está expuesto en el libro sagrado La Biblia, que explica: “Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante”. En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel la saluda como “llena de gracia” (Lucas 1, 28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación, era preciso que ella estuviese totalmente poseída por la gracia de Dios.

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