miércoles, 8 de diciembre de 2010

MARÍA INMACULADA PATRONA DE ESPAÑA

Ante el  día 8 de este mes de diciembre en el que la Iglesia Católica celebra la fiesta de la Concepción Inmaculada de María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia Cristiana, quiero recordar la fecha del 7 de diciembre de 1854, en la que el papa Pío IX, de inmortal memoria, definía la “Inmaculada Concepción de María” como dogma de fe católica, y hacer memoria histórica de que es la Patrona de España, misterio muy sentido y venerado por el pueblo español, defendido por los obispos y teólogos y hermosamente representado y expresado por los artistas plásticos, poetas y literatos españoles.
El papa Pio IX manifestaba solemnemente en la Basílica vaticana de Roma mediante la bula "Ineffabilis Deus": “Declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene, que la beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada de toda mancha de pecado original”.
Tres años después, el 8 de diciembre en 1857, dicho Papa visita la embajada de España, en Roma, y pronuncia el siguiente discurso: “señor embajador, vengo con íntima satisfacción a visitar esta embajada española, y a bendecir el monumento de la Virgen Inmaculada en esta plaza de España, y declaro que vuestra gloriosa nación tiene hoy muy merecido derecho a esta distinción, porque fue España, la nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María”.
A continuación, bendice dicho monumento que él había ordenado levantar en la plaza de España de la ciudad eterna para conmemorar dicha efemérides, donde María Inmaculada se eleva sobre un pedestal pura como un pensamiento de Dios, y hermosa como los ideales divinos.
Ciertamente, la historia de España relata, que nuestros reyes, teólogos, artistas, literatos, ejércitos y pueblo creen, esperan y aman el misterio de la Inmaculada Concepción de María. El rey visigodo Ervigio declara su fiesta como ley de Estado. El rey Fernando III, el Santo, llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes, Jaime I, el Conquistador, y Juan I de Aragón ordenaron se celebrase su fiesta en todos sus Reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa definiese la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe católica.
El rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real. A propuesta unánime de las Cortes Generales Españolas, el rey Carlos III solicita a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María sea proclamada Patrona de España. A su petición, el papa, Clemente XIII, la proclama Patrona de España mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760.
Anteriormente, los obispos de las diócesis españolas y los teólogos de las viejas universidades de Salamanca, Alcalá de Henares, Granada, Zaragoza, Valladolid y Valencia defendieron y festejaron la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe cristiana. El sabio y celoso gallego Rodrigo de Padrón, arzobispo de Santiago de Compostela, a principios del siglo XIV, ordena que el cabildo de la Iglesia Basílica Catedral del apóstol Santiago celebre solemnemente la fiesta de la “Purísima Concepción de María” en el día 8 de diciembre, y recen la “Salve” después de completas durante todos los días del año, a excepción de las fiestas mitradas y de los días de Semana Santa y Pascua.
La profunda creencia y el gran amor de los ciudadanos españoles a la Inmaculada Concepción de María está manifestada en su culto y en su gran veneración popular, que aparece bellamente expresada y representada en las ocho pinturas de Murillo, en las de Rivera, de Juan de Juanes, en tantas y tantas tallas y pinturas artísticas que hay en catedrales, parroquias, templos, conventos, santuarios y ermitas de España, y en la poesía y literatura españolas de los poetas y literatos, desde Gonzalo de Berceo, a Zorrilla y a Gabriel y Galán.
Por eso, el 6 de diciembre de 1983, el papa Juan Pablo II pudo exclamar en su vista a Zaragoza: “el amor Mariano ha sido en vuestra historia fermento de catolicidad; y ha impulsado a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de la grandeza de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción”. 
El arma de Infantería Española, junto con los Cuerpos Jurídico, Eclesiástico y Oficinas Militares, tienen, tambien, por su Patrona a la Inmaculada Concepción de María, celebrando su fiesta anualmente el día 8 de diciembre, en recuerdo del valiosísimo auxilio que prestó al Tercio del maestre de campo, Francisco de Bobadilla, el 7 de diciembre de 1585, en la isla de Bombel, Países Bajos (Holanda), estando bloqueado por la escuadra enemiga del almirante Holak.
Teniendo presente este hecho milagroso, el 12 de noviembre de 1892, el general Azcárraga, ministro de la Guerra, siendo doña María Cristina, Regente de España, firma un decreto en la Gaceta de Madrid, hoy, Boletín oficial del Estado, por el que proclama Patrona de Infantería a la Concepción Inmaculada de María, a instancias del inspector general de Infantería, Fernando Primo de Rivera, que expresaba el sentir de dicha Arma.

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