sábado, 19 de noviembre de 2016

Benedicció imatge Sant Crist de la Misericòrdia


La Basílica de Santa Maria de Mataró y la Germandat de Jesús Captiu i Ntra. Sra dels Dolors os quiere hacer partícipes de la Bendición Canónica del Cristo de la Misericordia, que tendrá lugar el próximo sábado 26 de noviembre a las 19:30 en la Basílica de nuestra Ciudad. 

La ceremónia se realizará coincidiendo con la clausura del año jubilar de la Misericordia, donde la puerta de Santa Maria de Mataró ha sido puerta santa. 

El Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco para ser vivido intensamente en cada Iglesia particular, de manera que cualquiera puediera encontrar la misericordia de Dios Padre a través de la actividad solícita de la Iglesia. 

El signo más evidente de esta solicitud pastoral ha sido la posibilidad de abrir la Puerta de la Misericordia en todas las diócesis. Estas puertas, equivalentes a las Puertas Santas de las Basílicas papales de Roma, han permitido realizar la peregrinación jubilar también a quienes no pudieron llegar a Roma.

Esperamos contar con vuestra presencia.





El logo y el lema ofrecen juntos una buena síntesis del Año jubilar. Con el lema Misericordiosos como el Padre (tomado del Evangelio de Lucas, 6,36) se propone vivir la misericordia siguiendo el ejemplo del Padre, que pide no juzgar y no condenar, sino perdonar y amar sin medida (cfr. Lc 6,37-38). El logo – obra del jesuita Marko I. Rupnik – se presenta como un pequeño compendio teológico de la misericordia. Muestra, en efecto, al Hijo que carga sobre sus hombros al hombre extraviado, recuperando así una imagen muy apreciada en la Iglesia antigua, porque indicaba el amor de Cristo que lleva a término el misterio de su encarnación con la redención. 

El dibujo se ha realizado de manera que se destaque el Buen Pastor que toca en profundidad la carne del hombre, y lo hace con un amor capaz de cambiarle la vida. Además, es inevitable notar un detalle particular: el Buen Pastor con extrema misericordia carga sobre sí la humanidad, pero sus ojos se confunden con los del hombre. Cristo ve con el ojo de Adán y este lo hace con el ojo de Cristo. Así, cada hombre descubre en Cristo, nuevo Adán, la propia humanidad y el futuro que lo espera, contemplando en su mirada el amor del Padre.

La escena se coloca dentro la mandorla que es también una figura  importante en la iconografía antigua y medieval por cuanto evoca la copresencia de las dos naturaleza, divina y humana, en Cristo. Los tres óvalos concéntricos, de color progresivamente más claro hacia el externo, sugieren el movimiento de Cristo que saca al hombre fuera de la noche del pecado y de la muerte. Por otra parte, la profundidad del color más oscuro sugiere también el carácter inescrutable del amor del Padre que todo lo perdona. 

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