El Papa se refirió el domingo, durante el rezo del ANGELUS, a la beatificación en Mataró del sacerdote y mártir catalán Josep Samsó i Elías, asesinado durante la guerra civil española, recordando que el suyo fue «un verdadero testimonio de Cristo que murió perdonado a sus perseguidores».
Después del rezo del Ángelus, el Papa recordó que el sábado, en Mataró, en la provincia de Barcelona, en el curso de una ceremonia presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en la Basílica de Santa Maria de Mataró, fue proclamado beato el sacerdote y mártir catalán Josep Samsó i Elías, asesinado durante la guerra civil española en el año 1936.
Se trata de “un verdadero testimonio de Cristo -ha dicho el Pontífice- que murió perdonado a sus perseguidores. Para los sacerdotes y especialmente los párrocos, Josep Samsó constituye un modelo de dedicación a la catequesis y a la caridad hacia los pobres".
Estas han sido las palabras del Papa en español:
"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los grupos de las parroquias de San Lorenzo, de Burgos, San Juan, de Barbalos, y San Martín, de Valladolid. Deseo recordar que se celebró ayer en Mataró la beatificación del Siervo de Dios Josep Samsó i Elias, sacerdote que destacó por su caridad y su celo apostólico. En su martirio, entregó generosamente su vida al Señor entre palabras y gestos de perdón y misericordia. Que en este Año Sacerdotal, su ejemplo sirva de estímulo a los presbíteros en el solícito ejercicio de su ministerio pastoral y anime a los fieles a dar en todo momento un testimonio valiente y convencido de su fe".
El Papa habló tam bién en catalán para pedir para los fieles la bendición y la protección del nuevo beato: "Que el nou Beat Josep Samsò i Elias us beneeixi i us protegeixi. Feliç diumenge".
Efectivamente, más de 1.500 personas asistieron el sábado a la beatificación del sacerdote Josep Samsó en la Basílica de Santa Maria de Mataró. Fue la primera ceremonia de beatificación que se realiza en Cataluña. S.E.R el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en su homilía agradeció al Papa Benedicto XVI que hubiera acogido "su petición de poder celebrar esta beatificación en el marco del milenario de la parroquia de Santa Maria".
"La Iglesia siempre ha encontrado en los mártires una semilla. Al venerar hoy a este nuevo beato mártir de la Iglesia se nos hace presente el recuerdo de la Iglesia del segundo milenio que ha vuelto a ser Iglesia de mártires", afirmó el cardenal. Monseñor Angelo Amato, arzobispo Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y enviado pontificio, leyó el decreto de beatificación. En la ceremonia asistieron una veintena de obispos y unos 400 sacerdotes.
Josep Samsó i Elias, sacerdote diocesano y arcipreste de la Basílica de Santa Maria, fue encarcelado y ejecutado el 1 de septiembre de 1936 durante la persecución religiosa que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Nacido en 1887 en Catellbisbal, Samsó pidió antes de ser ejecutado en el cementerio de Mataró que lo desataran y quiso abrazar a los que iban a matarlo, les dijo que les perdonaba y que quería morir sin los ojos vendados mirando la ciudad.
Después del rezo del Ángelus, el Papa recordó que el sábado, en Mataró, en la provincia de Barcelona, en el curso de una ceremonia presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en la Basílica de Santa Maria de Mataró, fue proclamado beato el sacerdote y mártir catalán Josep Samsó i Elías, asesinado durante la guerra civil española en el año 1936.
Se trata de “un verdadero testimonio de Cristo -ha dicho el Pontífice- que murió perdonado a sus perseguidores. Para los sacerdotes y especialmente los párrocos, Josep Samsó constituye un modelo de dedicación a la catequesis y a la caridad hacia los pobres".
Estas han sido las palabras del Papa en español:
"Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a los grupos de las parroquias de San Lorenzo, de Burgos, San Juan, de Barbalos, y San Martín, de Valladolid. Deseo recordar que se celebró ayer en Mataró la beatificación del Siervo de Dios Josep Samsó i Elias, sacerdote que destacó por su caridad y su celo apostólico. En su martirio, entregó generosamente su vida al Señor entre palabras y gestos de perdón y misericordia. Que en este Año Sacerdotal, su ejemplo sirva de estímulo a los presbíteros en el solícito ejercicio de su ministerio pastoral y anime a los fieles a dar en todo momento un testimonio valiente y convencido de su fe".
El Papa habló tam bién en catalán para pedir para los fieles la bendición y la protección del nuevo beato: "Que el nou Beat Josep Samsò i Elias us beneeixi i us protegeixi. Feliç diumenge".
Efectivamente, más de 1.500 personas asistieron el sábado a la beatificación del sacerdote Josep Samsó en la Basílica de Santa Maria de Mataró. Fue la primera ceremonia de beatificación que se realiza en Cataluña. S.E.R el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, en su homilía agradeció al Papa Benedicto XVI que hubiera acogido "su petición de poder celebrar esta beatificación en el marco del milenario de la parroquia de Santa Maria".
"La Iglesia siempre ha encontrado en los mártires una semilla. Al venerar hoy a este nuevo beato mártir de la Iglesia se nos hace presente el recuerdo de la Iglesia del segundo milenio que ha vuelto a ser Iglesia de mártires", afirmó el cardenal. Monseñor Angelo Amato, arzobispo Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y enviado pontificio, leyó el decreto de beatificación. En la ceremonia asistieron una veintena de obispos y unos 400 sacerdotes.
Josep Samsó i Elias, sacerdote diocesano y arcipreste de la Basílica de Santa Maria, fue encarcelado y ejecutado el 1 de septiembre de 1936 durante la persecución religiosa que tuvo lugar durante la Guerra Civil. Nacido en 1887 en Catellbisbal, Samsó pidió antes de ser ejecutado en el cementerio de Mataró que lo desataran y quiso abrazar a los que iban a matarlo, les dijo que les perdonaba y que quería morir sin los ojos vendados mirando la ciudad.
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