viernes, 12 de marzo de 2010

EL CRISTO DE LA SINDONE SEGÚN EL MAESTRO ESCULTOR MIÑARRO


El crucificado que el imaginero y profesor Juan Manuel Miñarro ha gubiado para la Hermandad Universitaria de Córdoba, será bendecido el próximo sábado por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, en la iglesia de San Pedro Alcántara de aquella capital.
Mañana la impactante imagen del Señor muerto, reflejando tal y como fue su tortura siguiendo las pautas de la Sábana Santa de Turín, viajará hacia Córdoba desde el taller de Miñarro reflejando más de nueve años de labor, de estudio multidisciplinar, de arte doliente puro surgido de las manos del escultor, que ha reflejado el tremendo castigo sufrido por Jesús en un cuerpo lacerado, cuya visión provoca piedad e invita a la reflexión y a la devoción.
Sin duda, la imagen sobrecoge y más aún si se piensa en que fue el aspecto que debió presentar el cuerpo del hombre de la Síndone aún en su cruz, a la media hora de haber muerto, cuando por mor del esfuerzo y del tremendo sufrimiento, empezó a hacer su aparición el rigor mortis. Miñarro ha reflejado las heridas que exudan líquido seroso, los coagulos de sangre, los ciento veinte exactos latigazos con el "flagrum taxillatum", con sus tiras de nervio terminadas en bolas de plomo: el rostro hinchado, la nariz rota, las lágrimas en los ojos al expirar, la sangre en la boca, con la lengua seca, cianótica, apenas entrevista, la lanzada en el costado y el borbotón sanguinolento y de fluidos, las rodillas desgarrada, el vientre inflamado debido a la muerte por asfixia, los treinta y seis puntos sangrantes entre la frente y la nuca por la corona de "ziziphus jujuba" o "espina Christi", con sus puntas ganchudas, la misma que lleva la imagen cubriéndole la cabeza, como si fuera un casco.
"No he intentado sólo interpretar, sino verificar tridimensionalmente al hombre de la Síndone», explica Miñarro.
Nada en esta representación del Cristo de la Síndone se debe a la improvisación o imaginación. La visión de su cuerpo en la cruz —de 2,20 metros y construida con rigor arqueológico— está basada en modelos anatómicos en los que ha estudiado cómo se comportan los ligamentos y cómo es la caída del cuerpo al morir. Por ello, la cabeza aparece hundida entre los hombros y el cuerpo despegado del madero, con las rodillas flexionadas y todo el peso yendo hacia los pies. La impresión es de trasparencia en la parte superior y más oscura en la inferior por efecto de la bajada de la sangre en un cuerpo que no estuvo más de tres horas cruficicado y que luego fue envuelto en un lienzo, que no lo cubrió más de cuarenta horas. Es el cuerpo que descubrió la Síndone y que Miñarro ha sabido y querido moldear. Su vista no deja indiferente a nadie.

- Fuente: Pasión en Sevilla



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