miércoles, 14 de julio de 2010

S. S. EL PAPA NO CEDERÁ ANTE QUIENES DESEAN QUE CONDENE LOS " ERRORES " DEL CONCILIO VATICANO II

S.S. el Papa Benedicto XVI no está de acuerdo ni cederá a las pretensiones de los sectores tradicionalistas que reclaman «la Iglesia infalible» y la condena «ex cátedra» de los supuestos errores del Concilio Vaticano II, expectativas que cobrarán un nuevo impulso con la reciente publicación del libro de uno de sus intelectuales más relevantes, ha asegurado el vaticanista Sandro Magister.
En su más reciente entrega, el experto en asuntos vaticanos da a conocer la aparición en librerías italianas de "Zibaldone", del reconocido filólogo y filósofo suizo Romano Amerio, uno de los más grandes intelectuales cristianos del siglo XX.
Amerio, apunta Magíster, «estaba convencido que ese amparo asegurado por Cristo a su Iglesia vale solamente para las definiciones dogmáticas "ex cathedra" del Magisterio, no para las enseñanzas inciertas, huidizas, opinables y "pastorales" del Concilio Vaticano II y de las décadas posteriores».
Así, según Amerio y seguidores, el Vaticano II «está lleno de aserciones vagas, interpretables en modos deformes, algunas de las cuales están también en abierto contraste con el anterior magisterio de la Iglesia», continúa Magister.
«Este ambiguo lenguaje pastoral es el que habría abierto el camino a una Iglesia hoy "recorrida por miles de doctrinas y cientos de miles de nefastas costumbres", inclusive en el arte, en la música y en la liturgia», señala Magister refiriéndose a Amerio.
No cederá a sus ruegos
A pesar de que Amerio y sus afines «reconocen en Benedicto XVI a un Papa amigo», precisa Magister, «hay que descartar que él acceda a sus ruegos».
«Más aún, tanto en el conjunto como en algunos puntos controvertidos el papa Joseph Ratzinger ya ha hecho saber que no comparte en absoluto sus posiciones», señala el vaticanista.
Benedicto XVI ha explicado personalmente «que entre el Concilio Vaticano II y el anterior magisterio de la Iglesia no hay ruptura sino "reforma en la continuidad"».
«El papa Ratzinger no ha convencido hasta ahora a los lefebvristas, que se mantienen en estado de cisma justamente en este punto crucial», concluye.

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