viernes, 7 de abril de 2017

TRÍDUUM (III)



Tercera jornada de Tríduum per la Germandat Captiu Dolors.

S’ha iniciat el tríduum amb el rés de 7 Avemaries, un per cada Dolor, seguit d’un Glòria.

En la intervenció d’avui destacaríem la dissertació sobre els dolors de Maria i la similitud amb els dolors que tots patim en el dia a dia de forma individual o col.lectiva .

També ha fet una enèrgica defensa de la virginitat inqüestionable de Maria, abans i després del naixement de l’infant Jesús.

En finalitzar els assistents han entonat el Salve Regina en honor a nostra Mare Verge dels Dolors.




La Germana Major ha agraït al Sr. Castells les seves sàvies paraules en aquests dies de Tríduum i li ha fet entrega d’una placa en reconeixement.


Tot seguit s’ha procedit a la benedicció de les medalles que s’imposarien als nous Germans i Germanes. Mossèn Segimon Garcia assistit de Mossèn Carles Bellbé ha estat l’encarregat d’oficiar la cerimònia de Benedicció i de presa de jurament dels nous membres de la Germandat. 


Un a un els nous Germans i Germanes han rebut la medalla insígnia de pertinença a la nostra Gran Família.



Instantània amb els nous Germans i Germanes i la Junta de la Germandat Captiu Dolors


Us reproduïm unes paraules que en ha adreçat Mn. Sergi Notó i que hem rebut avui mateix.

Querido Antonio.

Hoy es jueves de dolores. Imposible no empezar a sentir los nervios aunque este año no pueda estar allí. Por eso esta mañana he querido escribiros unas línea que de alguna modo me hacen sentir cerca de vosotros.

Recibe un fuerte abrazo y que estas líneas, si tú lo consideras oportuno, sirvan como un manera de compartir con vosotros vuestro 30 aniversario,

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Deseo de corazón y rezo para que así sea, que todos tengáis una santa estación de penitencia en vuestras diferentes salidas tan importantes en este vuestro 30 aniversario.
Queridos hermanos y hermanas cofrades.

Jueves de dolores, pórtico de cera, atrio de ruegos y antesala de la pasión. Os escribo en este día en el que resulta inevitable teneros presentes. Por eso he querido escribiros estas líneas. Sea pues una manera de acompañaros…, este año de otro modo. Acompañaros desde una distancia que únicamente me separa de vosotros físicamente.

30 años de andadura cofrade. 30 años de nobles intenciones por continuar manifestando públicamente vuestra fe. 30 años de ilusiones, de esfuerzos y de pasión cofrade. 30 años durante los cuales el Señor os ha bendecido con sus manos atadas pero con su mirada de misericordia para hacer de vosotros apóstoles de su amor. 30 años meciendo vuestros deseos en el manto de la Señora que un año más quiere convertir vuestro dolor en esperanza.

Cada año con la llegada de la Semana Santa llega también a vuestra hermandad una nueva misión. Este año la misión es doble. Por un lado la misión de continuar anunciando por las calles de Mataró que Dios se hizo hombre para que los hombres pudiésemos acercarnos a Dios. Por otro lado una misión de agradecimiento a Dios porque solo Él ha querido y sabe porqué 30 años después continuáis dando testimonio de perseverancia en el anuncio. Sí, porque eso es lo que muchas veces he querido transmitiros: que vuestros días de calle, de procesión y de pasión son un anuncio.

¡Todo tiene que revestirse de anuncio! Desde que empieza a prepararse la procesión meses antes hasta que la procesión culmina su estación de penitencia…, ¡todo es anuncio! Cuando un cofrade se viste en cada procesión es anuncio, cuando un cofrade espera en el interior del templo a que se abran sus puertas es anuncio, cuando un cofrade siente el peso en sus hombros es anuncio. Cuando un cofrade mira a su Señor y a su Señora es anuncio. Cuando un cofrade escucha el llamador es anuncio. Cuando un cofrade llora es anuncio. Cuando un cofrade descansa entre cada chicotá es anuncio.

¿Anuncio de qué? No soy yo quien os lo debe de decir. Mirad y contemplad a vuestro Cautivo y a vuestra Señora de los Dolores y ellos os lo dirán. Estoy seguro que en la contemplación de cada uno de sus rasgos encontraréis un motivo por el que vuestra vida cofrade tiene que ser por encima de todo un anuncio. ¿Qué cofrade no querría anunciar a los hombres la importancia de desatar los nudos de la incomprensión y de la injusticia? ¿Qué cofrade no querría anunciar que del dolor de una madre nace la esperanza? ¿Qué cofrade no se sentiría llamado a anunciar que Cristo muere por amor y que su Madre en la soledad de la cruz esta profesando en el dolor de su llanto el amor que arde en su corazón?

Amigos y hermanos cofrades. Este año en el que celebráis vuestro 30 aniversario deseo que os sintáis llamados de manera especial al anuncio de lo que vuestros titulares representan y que os he querido resumir en esta plegaria con la que me uno a vosotros en la mas importante de las uniones: la oración.


Te han atado pensando que con los nudos de la falsedad podrían apresar tu divinidad. Que acción más absurda la de pensar que a Dios se le puede contener y que conteniéndolo le privarían de la intención más noble que ha podido tener tu Padre: ofrecernos al Hijo para que en sus cuerdas encontremos los cabos de nuestra libertad. Te han vestido de blanco porque ese era el color de la locura…, cuando tu locura no era otra que la del amor sin medida hasta dar tu vida por amor. Te han desviado tu mirada hacia el suelo, pensando que así te apartaban de Dios…, cuando tus ojos miran hacia abajo porque nos miran a nosotros y nos piden que por ti seamos nosotros quienes miremos hacia tu Padre. Te han alejado de tu Madre y con ello han pensado que inundarían de dolor su vida…, cuando la vida de tu Madre es aquella en la que nosotros hallamos la auténtica inspiración en el dolor. Madre de Cristo, Señora de los Dolores, que nos enseñas que la fe que profesaste en la cruz es la llama que ardía en tu corazón para que nosotros veamos siempre en ti la luz verdadera que nos guie y nos lleve hasta tu Hijo. Jesús Cautivo déjanos que desatemos las cuerdas del desamor y con la ayuda de tu madre las convirtamos en cíngulos de amor. Jesús Cautivo, déjanos mirarte para que en tu mirada inclinada hacia los hombres encontremos el anuncio de nuestra misión. María, déjanos que en tus dolores veamos los nuestros, déjanos que en tu corazón flameante veamos la luz que ilumine el sentido de nuestro anuncio: dar testimonio de la mirada amorosa de tu Hijo y que nunca se apague como nunca se apagó el fuego que ardía en tu corazón, que no era dolor sino el amor que tú fuiste la primera en desatar de las manos cautivas de tu Hijo. Amén.

Deseo a todos que tengáis una santa estación de penitencia en vuestras diferentes salidas en este año tan importante para vosotros. ¡Que continúen siendo anuncio!


Vuestro hermano, amigo y cofrade:

Checho



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